Llevo varias semanas sin escribir.
He pulsado el botón de pausa en esta newsletter durante unas semanas. Y no, no ha sido por falta de ganas, sino todo lo contrario. Necesitaba parar para reflexionar sobre el ruido que nos rodea.
Por un lado, he estado con mucho foco en el trabajo. Por suerte, es una época de mucho movimiento. Seguimos ayudando a nuestros clientes en sus procesos de evolución en esta época histórica de tanto cambio como de costumbre. En hospitales de toda España impactando en la mejora de sus Procesos, de los Profesionales y de los Pacientes. También tenemos proyecto en Sudáfrica y República Dominicana. Mis compañeros de Thinking están en primera línea, pero yo también ando metido en el ajo, apoyando en proyectos y moviendo temas internos, como el ecosistema tan bonito que estamos montando.
Pero la razón principal de mi silencio es otra. Desde que la inteligencia artificial se ha colado hasta en la sopa, las redes sociales se han inundado de un tsunami de contenido clonado y sin alma. He aprendido a detectar las estructuras de los textos generados por máquinas y, francamente, he perdido el interés. Dejé de leer la mayor parte de lo que se publica en LinkedIn porque me sonaba hueco, sin humanidad.
Hace poco,
lo clavó en su newsletter: estamos dejando atrás la era del contenido, donde crear algo de valor llevaba tiempo y dedicación, para entrar en la era de la perspectiva. Ahora, con un buen GPT, cualquiera puede parir un artículo resultón en minutos. Un artículo brillante, sí, pero sin una gota de alma.Por eso valoro cada vez más los podcasts o los vídeos. Detrás de ellos sé que hay un currazo enorme, un esfuerzo que la IA todavía no puede replicar con la misma autenticidad. Aunque herramientas como ElevenLabs o HeyGen ya clonen voces y creen avatares, les sigue faltando esa chispa, esa conexión real. Ojo, no digo que no sirvan. En Thinking With You estamos experimentando con ellas y son útiles para explicar conceptos o resumir proyectos de forma más interactiva que un Powerpoint rancio.
Resumir un libro te lo hace NotebookLM mientras te tomas un café. Pero dar una opinión visceral sobre cómo ese libro te ha cambiado la vida o conectarlo con otras ideas locas... eso, amigo mío, es el valor diferencial.
Y por eso no estaba escribiendo. Necesitaba entender qué narices quiero aportar yo con esta newsletter.
Así que he tomado dos decisiones. La primera es cuidar al máximo lo que escriba aquí. No te voy a engañar, me apoyo en la IA para que revise mis textos y me ayude a mejorar mi estilo, pero la idea y el sudor inicial son míos.
La segunda es que he creado un podcast: "La bitácora de IA".
Quería un formato con mi propia voz, con alma. Un espacio para hablar de inteligencia artificial sin tecnicismos, para gente de a pie. Hay mucho humo ahí fuera y uno de mis superpoderes es explicar las cosas complejas de forma sencilla. El nombre juega con mis iniciales (IA) y la idea de que sea un cuaderno de bitácora público sobre este momento histórico. Si de paso le sirve a alguien más, cojonudo.
Lo tienes disponible en:
Solo audio en Spotify.
Gracias por seguir ahí. Ahora me toca a mí preguntarte.
¿Tú también estás hasta las narices del contenido sin alma?
Te leo en los comentarios.
El contenido ha dejado de tener el "poder de gancho" que tenía hace unos años. Ya no solo por la IA, también por la invasión que todo el mundo tiene en su bandeja de entrada, sus notificaciones...
Es importante el alma, sí.
Lo es todo, no.
La atención tiene un precio muy caro y el personal ya se sabe todos los trucos que usamos para captarlo. El golpe de valor lo darán los contactos, la capacidad de conectar con la gente de forma genuina, el trabajo puerta a puerta.
Así que solo queda una cosa: llamar a tu puerta y para decirte que tengo el conocimiento del mundo en un solo tomo de enciclopedia. Y a ver si cuela ;)
Suerte con el podcast!!
Brutal, Israel. El alma no se clona: la IA me ayuda a pulir el estilo, pero la chispa nace de mis vivencias (como cuento en Mi madre no me quiere). Tu podcast es el espacio perfecto para esa voz auténtica. ¿Cómo mantienes esa conexión humana episodio a episodio mientras sigues experimentando con IA?